El califa Alaken que a la campaña de Galicia marchaba, de su sultana se despedía.
Dicen que era bella, que era su predilecta, y de nombre, Sohbeya tenía.
Por cables ondas y satélites el mundo recorrerá esta poesía, que entre cientos de paginas oculta quedará, pues de este modo, a quien me leyere en cualquier lugar, podrá conocer cuanto amor el califa, por una mujer, dicen que llamada Sohbeya, sentía.
--De tus ojos y los mios
en la triste despedida,
de làgrimas los raudales
inundaban tus megillas:
líquidas perlas llorabas,
rojos zafires cuello
precioso collar hacían.
Estraño, amor, al partir
como no perdi la vida:
mi corazón se arrancaba,
el alma salir quería.
--Ojos en llanto anegados,
aquellas lágrimas mias
si del corazón salieron
en su propia sangre tintas,
este corazón salieron
¿cómo no se deshacía?
--Loco de amor preguntaba
¿dónde estás, bien de mi vida?
y estaba en mi corazón
y con su encanto vivía:
---Ah! Sin razón me querello
de amor que en ansias suspira,
y de los ojos lloran,
y del corazón que hechizas.
No sé cuanto daría por saber expresarle a la mujer de mis ensueños, como aquel califa, que ella en mi corazón vive, y con su encanto, siempre latirá.
Fuente: copia literal de la poesía de Historia de Galicia volumen XI, pagina 191. Imagen: la mezquita de Cordoba, fuente internet.
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