lunes, 14 de marzo de 2011

soñando

"-Pero tanto luché con la muerte, impulsado por el instinto de conservar mi alma, que pude salir a la superficie del agua. Y por fortuna, logré agarrarme a una tabla de mi destrozado navío.-"

Conseguí despertarme, mis manos se aferraban, no a una tabla, era al libro que cuando quedé dormido, -La Mil Noches y Una Noche- estaba leyendo, y no, no estaba en medio del océano embravecido, me encontraba en la litera de mi camarote.

Apreté los parpados para asegurarme que no seguía soñando, los volví abrir y no, no estaba ni tan siquiera imaginando, los dibujos de la manta con la que me tapaba, eran de auténtica alunización.

En ese momento comprendí la pesadilla, lo extraño habría sido no padecerlo. Estaba en el barco, la lectura del --"quinto viaje de Simbad"-- y aquella manta.

Salí del camarote casi desnudo y me dirigí al camarote del contramaestre, con el propósito de ponerle en su conocimiento mi enojo.

Mas ese será otro relato